El primer trimestre del año 2025 ha mostrado un crecimiento de la productividad total del 0,9%, en comparación con el mismo periodo del año anterior. A pesar de que las cifras parecen positivas, el impacto en la eficiencia productiva no ha sido tan significativo como se esperaba. Esta disparidad es lo que el Observatorio de Productividad de la Fundación BBVA y el Ivie destaca en su último informe.
Análisis del crecimiento productivo en el primer trimestre: factores clave y desafíos
Una de las principales claves de este crecimiento ha sido el aumento en las horas trabajadas, que ha experimentado un incremento del 2% anual. Esta mayor cantidad de horas se ha acompañado de un notable acelerón en la inversión, que creció un 4%. Ambos factores, en conjunto, han sido motores importantes para la expansión de la economía, pero con un contrapeso: la mejora en la eficiencia no ha acompañado a este impulso.
El comportamiento de la productividad no ha sido homogéneo entre los diferentes sectores. En el sector primario, se ha observado un aumento especialmente fuerte, con una mejora del 3,5% interanual. Este crecimiento es destacable, ya que refleja avances en la utilización de recursos y la adaptación a nuevas tecnologías o prácticas de trabajo.
Por otro lado, el sector manufacturero ha mostrado un crecimiento más moderado, mientras que los servicios también han tenido un comportamiento heterogéneo. En este sector, algunas áreas han experimentado mejoras, pero otras siguen luchando por adaptarse a las nuevas dinámicas económicas.
Un aspecto preocupante ha sido el comportamiento de los sectores de la energía y la construcción. En estos dos sectores, la productividad ha sido negativa, lo que sugiere que, a pesar de la inversión y el aumento de las horas trabajadas, los resultados en términos de eficiencia y rendimiento no han sido los esperados.
A modo de resumen recordemos que aunque el crecimiento de la productividad es un signo positivo para la economía, hay que ser cautos al evaluar su impacto real. Los sectores que más han crecido han sido aquellos que se han visto impulsados por el aumento en las horas trabajadas y la inversión, pero la eficiencia no ha mejorado de manera uniforme. Esto indica que, para lograr un crecimiento económico sostenible y más eficiente, es necesario focalizar los esfuerzos en optimizar procesos y mejorar la productividad en los sectores más rezagados.